Hoy, cumplí una edad diferente en algún lugar a lo largo de la década de los veinte. No me siento más viejo que ayer y, de alguna manera, estoy bastante humilde por la vida que he tenido el privilegio de vivir, con sus muchas lecciones y experiencias, sus cimas y valles, y el recorrido entre los dos. Cuando tenía 12 años, no escribí exactamente una carta a mí mismo, pero sí anoté todas las cosas que quería hacer en mi vida. Mirando hacia atrás, he logrado muchas de esas cosas y estoy agradecido. Cuando tienes 12 años, la veintena parece una edad de adulto y anhelas llegar allí. Pero cuando tienes veinte, los cincuenta parecen tan viejos y tan lejanos que temes la idea. Tal vez sea algo que temer o simplemente el pensamiento lo que nos asusta; pero, de nuevo, tal vez no lo sea. Tú eres el juez. Pero aquí está mi carta a mí mismo a los 50.
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Hoy, cumplí una edad diferente en algún lugar a lo largo de la década de los veinte. No me siento más viejo que ayer y, de alguna manera, estoy bastante humilde por la vida que he tenido el privilegio de vivir, con sus muchas lecciones y experiencias, sus cimas y valles, y el recorrido entre los dos. Cuando tenía 12 años, no escribí exactamente una carta a mí mismo, pero sí anoté todas las cosas que quería hacer en mi vida. Mirando hacia atrás, he logrado muchas de esas cosas y estoy agradecido. Cuando tienes 12 años, la veintena parece una edad de adulto y anhelas llegar allí. Pero cuando tienes veinte, los cincuenta parecen tan viejos y tan lejanos que temes la idea. Tal vez sea algo que temer o simplemente el pensamiento lo que nos asusta; pero, de nuevo, tal vez no lo sea. Tú eres el juez. Pero aquí está mi carta a mí mismo a los 50.